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Se celebra todos los 17 de enero, conmemorando la gesta realizada por la hinchada cuerva en 1985. Es que, el 17 de enero de 1985, una cifra de aproximadamente quince mil simpatizantes de Central llegaron hasta el estadio de Altos Hornos Zapla; para presenciar el desempate por el primer puesto del Grupo B contra el poderoso Atlético Ledesma de Ángel Tulio Zof.
La caravana fue tan impresionante, que incluso los jugadores del plantel llegaron tarde al encuentro, debido a la cantidad de colectivos, camiones, autos, y motocicletas, que transitaban hasta la vecina provincia.
Finalmente, Central Norte ganó por 3 a 0 con goles de Rodolfo Garnica, Luis Flores y Orlando Carrazana.
Soy uno de esos de la foto, uno de esos a los que la gente les dice dementes. Uno de esos desagradecidos que el día de la madre se va de viaje todo el día a ver al cuervo. Uno de esos que no tiene ni un poco de respeto, que le importa mas Central Norte que su propia familia.
Soy uno de esos enfermos que arruina su cuerpo tatuándoselo para toda la vida. Uno de esos que nadie entiende, nadie que no sea como yo, otro enfermo como soy yo. Otro de esos con los que yo me junto. Esos vagos, esos atorrantes, que llevan la misma vida que yo. Esos inmaduros que hacen lo mismo que hago yo, pero lo hacen desde hace años, desde antes que yo naciera, los que tienen una vida perdida. Los que dejan a su hijo en la casa con alguien cuidándolo para ir al mismo lugar que van desde que los llevaba el viejo. Esos irresponsables que se escapan del laburo para ir a un partido.
Uno de esos perdidos que no tienen un peso para comer, pero para la entrada saca de donde sea. Uno de esos incurables que cuando el cuervo hace un gol lo grita con el alma y se olvida del medico, de la presión arterial, del ataque al cerrazón. Uno de esos que nunca rezan, pero en los partidos se persignan unas mil veces. Uno de esos locos que el día que se cruzo con un jugador de Central Norte que lo saludo y sintió por un momento que caminaba por las nubes.
Uno de esos que a todo el mundo le dice que tiene hijos extra matrimoniales, All Boys, San Martín, Atlético, etc. Uno de esos exagerados que se encerró a llorar tantas veces por un “simple partido”. Ese estúpido que con tanta violencia y sangre que hay en el fútbol de hoy, arriesga su vida cada vez que va a la cancha. Ese que se mete en problemas sin necesidad, el gil que protesta cuando ve una injusticia en su club en lugar de callarse la boca y evitar problemas.
Uno de esos que le mienten a su propia mujer y se van con su verdadero amor. Uno de esos ridículos que el día que se caso se puso la remera del cuervo bajo el traje. Uno de esos enfermos que jamás le cantó un serenata a su esposa pero se aprende las canciones para cantárselas a su amor mas grande haciendo equilibrio en el parabalanchas. Uno de esos locos que aunque la esposa lo rete se esfuerza por que la primera palabra de su hijo sea «cuervo». Uno de esos de remera negra que a los hijos los obliga a estudiar, pero si juega el cuervo los lleva a la cancha aunque estén por quedar de curso
Soy de esos mismos que van en contra de la lógica. De esos que se ponen la camiseta de Central Norte cuando las cosas van mal y sale a la calle con la cabeza bien alta. Uno de esos que no se impresionan fácil, uno de esos insensibles que nada lo emocionan, pero que se les sale el corazón cuando ve salir a la cancha al cuervo y estalla el «Luis Güemes» entero junto a él. Uno de esos para los que no pasan ni los años ni los jugadores, por que siempre van a estar en nuestro cerrazón para contarle a nuestros hijos los grandes que fueron.
Uno de esos que odia la historia y no le interesan ni los orígenes del propio lugar donde nació, pero que vive la historia de su club como un legado de sangre. Uno de esos que siente como a un padre al señor que fundó su club hace más de 100 años. Soy uno de esos olvidadizos, de esos colgados que tiene poca memoria y no se acuerda lo que hizo la semana pasada, pero que se va a llevar a la tumba esos momentos inolvidables de años pasados que vivió en una tribuna. Uno de esos que puede contar mil veces sin cansarse el día en que se rompió el maleficio con el gol de Martin Villa en el 91, o aquel en que dimos la vuelta en Atlético. Uno de esos dementes que en el 2001 mientras el país pasaba por una de las peores crisis, salió a festejar, a cantar, a abrazar al mundo diciendo que era el mejor año en una década.
Uno de esos incurables que lo tiene tan metido adentro que cuando habla de Central Norte no dice «mi club», dice «nosotros». Uno de eso que cuando al equipo le va mal es casi siempre por culpa del arbitro que tiene un complot con la liga para cagarnos. Uno de esos cuyo bien mas preciado es un remera vieja y rota pero gloriosa. Uno de esos enfermos que se culpa de que el equipo no anda bien por que no se sentó en el mismo lugar que cuando ganaba. Uno de esos para el que el peor insulto que puede existir es «paquete de sal». Uno de esos que en la calle no saluda a nadie, pero si ve a otro con la remera de Central Norte le grita «vamos los cuervos».
Uno de esos tontos que en vez de quedarse en la casa cuando llueve, hace frio o calor, se va a ver hasta los entrenamientos con la cara pegada a la tela. Uno de esos a los que les interesa un carajo quien es el vecino, pero si hay una incorporación en el club , averiguan hasta el grupo sanguíneo. Uno de esos que nunca piensa en que el equipo perdió, piensa en que no ganó.
Uno de esos idos que se enamoró a primera vista de once jugadores defendiendo una camiseta. Uno de esos enfermos que año a año apuesta todo de nuevo. Uno de esos que le puede explicar al mundo clarito por que Central Norte es el mejor de todos.
Soy uno de esos que nadie entiende, y sabe que nunca lo van a hacer, por eso pide que ni lo intenten. Uno de esos que nunca tuvo nada tan claro como lo que siente pero desde que lo siente todavía no encuentra la forma de explicarlo. Soy uno de esos que encuentran una sola palabra para describir lo que son.
Simplemente soy CUERVO, eso es lo que soy, y si vos estas leyendo esto es que sos otro de esos igual o peor que yo.
por Carlos Matías Medina